Ciudad de Panamá (AFP) – En México y Colombia existe una gran desidia de la sociedad ante la violencia que viven estos países, según denuncian directores de cine que han llevado a la gran pantalla la realidad del narcotráfico y el crimen organizado.
La sociedad mexicana «llegó a un nivel de indolencia gigantesco», dijo a la AFP Everardo González, director de la cinta «La libertad del diablo» (2017), una de las películas proyectadas en el Festival Internacional de Cine de Panamá.
«Somos una sociedad muy enajenada que espero hayamos tocado fondo. El problema es que todavía podemos ir a más», señaló González, quien muestra en su película testimonios relacionados con la violencia en México.
Desde diciembre de 2006, cuando se lanzó un operativo militar antidrogas, se han registrado en México cerca de 200.000 muertes violentas. Además, se estima que en el país hay más de 30.000 desaparecidos.
En el filme, de 74 minutos, aparecen enmascarados familiares de desaparecidos, sicarios y miembros de la fuerza pública dando su testimonio.
Con desgarradoras declaraciones, las víctimas cuentan su desesperación por encontrar a sus familiares desaparecidos o la angustia que sufrieron hasta encontrarlos muertos.
Además, miembros policiales y del ejército hablan de la corrupción y de graves violaciones a los derechos humanos en sus instituciones, mientras que sicarios dan cuenta de sus sentimientos y justificaciones para matar.
González sostiene que el número de desaparecidos en México supera ya al de dictaduras de varios países juntos, como las vividas el siglo pasado por Chile y Argentina.
«Tenemos que encontrar el camino porque no hay cárcel que soporte el volumen de asesinos que tiene un país como el mío», afirmó.
Sin embargo, aclara, que esa desidia no solo se da en México: «Basta ver la indolencia del mundo con ataques químicos una vez más contra la gente en Siria, la guerra de las pandillas en Centroamérica, la segregación en Estados Unidos o cómo callamos frente al conflicto árabe-israelí».
Contrario a dividir el mundo entre «buenos y malos», González cree que su película es una «provocación» que busca plantearse preguntas como «qué es lo que genera el mal, qué nos orilla a cometer actos atroces o cómo nos condiciona el terror».
«Esta película es un retrato de lo siniestro», manifestó González quien, por su propia seguridad, desconoce detalles de algunos de sus entrevistados para un filme que grabó en ocasiones rodeado de gente armada.
– «El asesino que llevamos adentro» –
Por su parte, la directora colombiana Laura Mora, quien presentó en Panamá su película «Matar a Jesús»(2017), dijo a la AFP sentirse «triste» por el triunfo del «no» en el plebiscito que tuvo lugar en Colombia sobre los acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC.
«Me pareció tremendamente triste cuando ganó el «no». Siento que (la colombiana) es una sociedad que insiste en mantenerse en guerra, en ponernos a pelear los unos con los otros», indicó Mora, cuyo padre fue asesinado.
El gobierno colombiano logró alcanzar en 2016 un histórico acuerdo de paz con las FARC tras medio siglo de guerra que dejó 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y siete millones de desplazados.
El país sudamericano también se ha visto azotado por los distintos carteles de la droga, que han dejado un reguero de muertos, sobre todo a finales del siglo pasado.
En «Matar a Jesús» la cineasta colombiana narra la historia de una mujer que, tras presenciar el asesinato de su padre, logra entablar una relación de amistad con el sicario con el fin de vengar la muerte de su progenitor.
Para Mora, «en Colombia todo el mundo ha estado afectado por la violencia directa o indirectamente», pero debido a la «indolencia» y a una «inoperante» justicia «la sociedad colombiana no ha contenido lo suficiente ese asesino que llevamos adentro», dijo.
«Este es un mundo que ha perdido compasión y capacidad de empatía con el otro. La violencia se ha vuelto parte de nuestra identidad», lamentó.