Washington (AFP) – Los estados de Texas y Arizona anunciaron este viernes que planean enviar tropas de la Guardia Nacional a la frontera con México, luego de que el presidente estadounidense Donald Trump ordenara el despliegue de miles de militares para combatir el narcotráfico y la inmigración ilegal.
La Guardia Nacional de Texas dijo que enviaría 250 efectivos a la frontera en las próximas 72 horas y que ya había llevado a la zona dos helicópteros, mientras que el gobernador de Arizona informó que enviaría 150 uniformados la semana próxima.
«La Guardia Nacional de Texas se está preparando para desplegar inmediatamente aeronaves de apoyo, vehículos y equipamiento a la frontera entre Texas y México», dijo a reporteros la comandante general de la Guardia Nacional de ese estado, Tracy Norris.
«Este despliegue ha comenzado con el movimiento de equipos y tropa hoy (viernes). En 72 horas, el departamento militar de Texas tendrá 250 efectivos, además de vehículos de vigilancia en terreno así como plataformas de aviación ligeras y medianas», añadió.
En tanto, el gobernador de Arizona, Doug Ducey, anunció sus planes en un tuit.
Trump había dicho el jueves que entre 2.000 y 4.000 militares sería desplegados en la frontera, a la vez que detalló que esos efectivos «probablemente» se mantendrían allí hasta que sea construido su famoso muro.
La decisión acentuó las tensiones con México y el presidente Enrique Peña Nieto dijo la víspera que «las actitudes amenazadoras (de Trump) y la falta de respeto» son injustificadas.
También ha generado preguntas sobre quién financiará la misión militar.
El Pentágono no dijo inmediatamente de donde saldrá el dinero y Trump admitió que la Casa Blanca aún estaba «revisando» los costos.
Un despliegue de 4.000 miembros de la Guardia Nacional en la frontera representaría un contingente mayor que el que Estados Unidos mantiene en Siria, y equivalente a la mitad de las tropas que continúan en Irak.
La Guardia Nacional fue desplegada anteriormente en tres oportunidades a la frontera con México: en 2006 y 2008 con el presidente George W. Bush, y en 2010 con Barack Obama.
En esos tres casos, la movilización se mantuvo por aproximadamente un año.