Según nuevas guías de práctica clínica de la American Heart Association/American Stroke Association, un número mayor de pacientes será elegibles para dos tratamientos críticos que han demostrado reducen discapacidad.
Las pautas que se emitieron el miércoles tratan sobre el ataque cerebral isquémico agudo, el ataque cerebral más común, que ocurre cuando un coágulo reduce o detiene el riego sanguíneo en el cerebro. Ataque cerebral es la segunda causa de mortalidad a nivel mundial, y una de las principales causas de discapacidad en adultos. La enfermedad mata a aproximadamente 133 000 de estadounidenses al año, y en Estados Unidos, ocurre uno aproximadamente cada 40 segundos.
Las guías recomiendan que más personas se sometan a un procedimiento llamado trombectomía mecánica, un procedimiento en el que médicos extraen coágulos de sangre usando un dispositivo que se desplaza por un vaso sanguíneo. Además, las pautas sugieren que también más personas se deben considerar elegibles para recibir alteplasa, un medicamento que se administra de forma intravenosa que disuelve los coágulos.
Algunos pacientes pueden someterse a la extracción del coágulo hasta 24 horas después de que les comienzan los síntomas. El límite era seis horas, pero hay estudios nuevos que muestran que algunos pacientes cuidadosamente seleccionados pueden beneficiarse de los efectos del medicamento aun después de varias horas.
“Esto representará una gran diferencia en cuanto al cuidado de ataque cerebral”, dijo el doctor Williams J. Powers, el presidente del grupo de redacción de las guías de práctica clínica y el presidente de neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.
El procedimiento para remover el coágulo requiere que un médico pase un catéter por una arteria con un dispositivo que atrapa el coágulo y lo extrae.
Pacientes pueden calificar para el procedimiento si tienen un coágulo en una arteria grande en la cabeza que abastece parte del cerebro. Es posible que este tipo de coágulo no responda solo a un medicamento, que pueda causar complicaciones graves, como hinchazón en el cerebro, y que pueda conllevar a un grado significativo de discapacidad y a la muerte, dijo el doctor José Biller, un autor de las pautas de práctica clínica y el presidente de neurología en la Facultad de Medicina Stritch de la Universidad de Loyola Chicago en Illinois.
“Extraer los coágulos de sangre de las arterias grandes puede representar, para los supervivientes de un ataque cerebral, la diferencia entre tener independencia y tener que depender de otros, algo que marca una gran diferencia en su calidad de vida”, dijo Biller.
Biller dijo que, actualmente, hasta el 20 % de todos los pacientes que tienen un ataque cerebral isquémico califican para la extracción de un coágulo, una cifra que él espera que aumente bajo las nuevas guías y conforme los hallazgos de más estudios.
La extracción mecánica de un coágulo se recomendó por primera vez en 2015, dijo Powers, y los hospitales grandes que ofrecen cuidados especializados en ataque cerebral tienen el personal y el equipo para realizar el procedimiento. Al ampliar el marco de elegibilidad, se requerirá una estrategia más regional y más coordinada para el cuidado de ataque cerebral, comentó.
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La alteplasa se aprobó para el tratamiento de ataque cerebral isquémico en 1996, y sigue siendo el único medicamento para disolver coágulos aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés). La alteplasa es un medicamento en la categoría llamada activadores tisulares del plasminógeno (o TPA). Se ha comprobado que cuando se administra con prontitud, disminuye discapacidad.
Las guías de práctica clínica relajan las pautas “muy, muy estrictas” que se establecieron cuando se usó la alteplasa por primera vez, dijo Powers.
“La manera en la que considerábamos la alteplasa era verde y rojo”, dijo Powers. “Verde procede, rojo alto. Ahora hemos tomados algunos de los rojos y los hemos transformado en amarillos”. Anteriormente, algunos pacientes que tenían ataques cerebrales más leves, cirugías recientes o punciones lumbares no eran elegibles, dijo Powers.
Las guías también recomiendan que los hospitales que no tengan especialistas en ataque cerebral hagan consultas por vídeo para que los médicos puedan suministrar la alteplasa rápidamente.
Según las guías, lo ideal sería que cuando suministren el tratamiento intravenoso, los hospitales actúen más rápidamente a comparación con el estándar actual de 60 minutos, con el objetivo de que se le dé tratamiento a por lo menos la mitad de pacientes en un lapso de 45 minutos. Las consultas por vídeo, o telemedicina, también pueden ayudar a los hospitales determinar cuáles son los pacientes que califican para la extracción mecánica de coágulos.
Las guías nuevas se publicaron en Stroke, la revista científica de la American Heart Association, y se presentaron en el congreso de la American Stroke Association, International Stroke Conference.
Las guías, que se fundamentaron en una evaluación de más de 400 estudios de investigación, reemplazan las guías de 2013 y todas las actualizaciones que procedieron, dijo Biller.
Se espera que las guías aumenten y uniformicen el cuidado de ataque cerebral en Estados Unidos y en todo el mundo, dijo Biller.
Para el público en general, dijo Powers, el mensaje más importante sigue siendo que se deben reconocer los indicios y los síntomas de ataque cerebral y se debe llamar de inmediato al 911. A los pacientes que tienen un ataque cerebral les va mejor en cuanto más rápido reciban tratamiento.
“Uno no debe tomar la decisión de determinar si está teniendo un ataque cerebral, y no debe esperar a ver si se le va”, dijo. “El [lapso de] tiempo importa. Si uno puede llegar al hospital incluso 15 minutos antes, realmente hace una diferencia”.
A Terry Summers, quien vive en Kansas City, Missouri, le fue beneficioso recibir ayuda rápidamente cuando recientemente le dio un ataque cerebral.
En agosto de 2017, se le empezó a deslizar un lado del cuerpo y de pronto se le trabó el habla. El hijo del abogado de 61 años reconoció inmediatamente los indicios de ataque cerebral y llamó al 911.
El tratamiento con alteplasa comenzó pocos minutos después de que los síntomas empezaron, y se prosiguió con la extracción mecánica de coágulos cerebrales en un hospital cercano. Summers se sintió mejor la mañana siguiente, y dos semanas después, había vuelto a la oficina. Hoy, tiene dolores de cabeza de vez en cuando y siente un poco de debilidad en su lado izquierdo, pero no tiene otras secuelas del ataque cerebral.
Contribuyó el conocimiento que tenía su hijo Sean – la mamá es una enfermera especializada en ataque cerebral y había obligado a su hijo a memorizarse los indicios de un ataque cerebral, dijo Summers. Y fue clave, por supuesto, que se actuó con prontitud para que recibiera el tratamiento indicado.
“Si mi hijo no hubiera estado ahí, yo no habría llamado al 911”, dijo Summers. “Si estoy en una pieza, es porque se dio un momento oportuno”.