Washington (AFP) – En la recta final de la renegociación tratado de libre comercio TLCAN, Canadá y Estados Unidos subieron el tono del diálogo, Ottawa parece determinada a no ceder más ante Washington y México muestra cautela.
Irritado con la multiplicación de represalias impuestas a sus exportaciones hacia Estados Unidos, Canadá llevó el caso a la Organización Mundial de Comercio (OMC) para denunciar prácticas comerciales proteccionistas contraria a las reglas internacionales.
«El paso de Canadá en dirección a la OMC es muy provocador», dijo Edward Alden, experto del Consejo de Relaciones Exteriores, en Washington, en un contexto en que se fortalece la idea de que Estados Unidos podría simplemente abandonar el TLCAN.
El gesto canadiense refleja también el deterioro «extremadamente preocupante» de las relaciones entre los dos países tradicionalmente próximos antes de la sexta ronda de negociaciones sobre el TLCAN, prevista del 23 al 28 de enero en Montreal.
La visión de Canadá es que el gobierno de Trump solamente concibe el uso de la presión, apuntó Alden. «Cuando ven que usted se pone firme, adquieres respeto», dijo el ministro canadiense de Comercio Internacional, François-Philippe Champagne.
– «Confrontación» –
De acuerdo con Champagne, Canadá busca traer a la mesa un abordaje «constructivo», pero reconoce la importancia de Estados Unidos, su principal asociado comercial.
«Pero pienso que nuestros homólogos estadounidenses entienden cuando uno se pone firme», dijo.
Por ello, apuntó, Canadá se prepara a la nueva ronda de conversaciones con «buena voluntad» y espera un «resultado positivo», dijo el jueves la ministra canadiense de Relaciones Exteriores, Chrystia Freeland.
De acuerdo con Freeland, hay «buena voluntad de todas las partes», en una referencia a los crecientes rumores sobre un retiro estadounidense del tratado que incluye también a México.
Estados Unidos, Canadá y México acordaron un plazo hasta fines de marzo para renegociar el TLCAN, pero el miércoles una fuente del gobierno canadiense había considerado la posibilidad de una retirada estadounidense.
«Canadá eligió la confrontación, está en una línea firme y eso a Estados Unidos no le gusta», apuntó Monica de Bolle, experta del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE).
Ya la propia canciller Freeland había mencionado que «podemos estar experimentando momentos dramáticos».
«Estamos comprometidos con la obtención de un buen acuerdo, no cualquier acuerdo», dijo.
– Productos mexicanos, a salvo –
México, por su parte, ha adoptado una actitud más flexible, repitiendo su deseo de encontrar un acuerdo de beneficio mutuo y diciendo que está listo para hacer concesiones para lograrlo.
Sin embargo, su economía no juega en igualdad de condiciones: con el 80% de sus exportaciones destinadas a los Estados Unidos, el TLCAN es vital para el país.
Aún en un escenario en que Trump denuncia el colosal déficit comercial con México (más de 64.000 millones de dólares), la situación no es la misma que con Canadá.
Con relación a los productos canadienses, Estados Unidos adopta medidas a pedido de compañías estadounidenses que se consideran amenazadas.
Es el caso del fabricante de aviones Boeing, que denunció los subsidios que Bombardier habría recibido por sus modelos CSeries.
Con respecto a México, la administración Trump «no puede argumentar que los trabajadores mexicanos hayan recibido subsidios estatales por sus bajos salarios», señaló Patrick Le Blond, profesor de la Universidad de Ottawa.
«Estados Unidos no tiene la oportunidad de apuntar específicamente a empresas o industrias mexicanas», agregó.
Inclusive porque muchos productos importados desde México son fabricados por empresas estadounidenses ubicadas en ese país.