México (AFP) – Cuando Donald Trump fue elegido para ocupar la Casa Blanca, el gobernador del Banco de México (central), Agustín Carstens, advirtió que podría ser una película de terror para México.
Hoy, en medio de la aparentemente empantanada renegociación del vital tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá y las continuas amenazas al país desde la Casa Blanca, Carstens dice que a veces no se sabe qué género tiene esa película.
«Hay veces que es comedia y a veces es drama, la verdad es que todavía no sabemos qué género es», dice a la AFP Carstens, un respetado economista de 59 años que dejará el banco central a finales de noviembre para dirigir el Banco de Pagos Internacionales, una institución con sede en Basilea, Suiza, que coordina la cooperación entre bancos centrales de todo el mundo.
Para Carstens, que llegó a la dirección del banco central en 2010, «hay algunas ocasiones en que recibimos señales cruzadas» sobre la negociación del tratado de libre comercio.
Es una de las razones por la que para el también exministro de Hacienda el reto del banco central es «dar certidumbre en un ambiente de incertidumbre».
– Decisiones antipopulares –
La atención que presta el Banco de México al TLCAN y la relación con Estados Unidos obedece a que una posible ruptura del pacto puede golpear al peso mexicano y eventualmente afectar a la inflación.
Ya hay experiencia. La posibilidad de que Trump cumpliera sus amenazas de acabar con el TLCAN o bloquear las remesas a México llevó al tipo de cambio a casi 22 pesos en bancos en enero de este año.
Sin embargo, ese es solo uno más de los episodios que hicieron del trabajo del Banco de México «un periodo bastante retador», como el mismo Carstens lo califica.
Desde diciembre de 2015, la Reserva Federal estadounidense comenzó a elevar las tasas de interés y el banco central mexicano hizo lo propio para evitar que una mayor depreciación del peso contaminara la inflación.
En el camino, otros episodios como la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea de junio de 2016 golpearon la moneda y obligaron al banco a actuar, por lo que tras varios aumentos, la tasa de interés de referencia llegó al 7% actual, lo más alto desde 2009 y un freno en la economía, según algunos.
«Tomar esas decisiones en unos años donde hemos tenido choques consecutivos y algunos persistentes pues sí ha exigido toma de decisiones que no siempre son fáciles de comunicar y muchas veces no es fácil para los mercados y la sociedad entender», dice Carstens.
«Al día de hoy yo diría que en los últimos tres años el Banco de México quizás haya sido uno de los cinco bancos centrales que haya tenido que tomar las medidas de política monetaria más restrictivas», agrega.
– La foto de cierre –
Carstens se va del Banco de México en momentos en que los consumidores mexicanos enfrentan precios más altos.
La inflación hasta septiembre llegó a 6,35%, un nivel que superó el objetivo del banco de 3% +/- un punto porcentual, ante el alza de las gasolinas al inicio del año y la depreciación de la moneda.
«Me gustaría que la foto de cierre hubiera sido mejor pero pues así me tocó, pero sí me voy con la satisfacción de que cuando menos dejo la inflación encaminada ya a una tendencia convergente hacia la meta del Banco de México», dice Carstens al confiar en que al inicio del próximo año habrá un descenso en el nivel de precios.
Por ello, el funcionario aconseja que quien lo sustituya debe concentrarse en vigilar la inflación.
«Obtener una inflación baja y estable es para mí una condición necesaria para aspirar a un mayor crecimiento, mayor empleo, mejor distribución del ingreso, salarios mayores», dice.
– La vida sin TLCAN –
La relación de México con Estados Unidos, su mayor socio comercial de México y destino del 80% de las exportaciones, es uno de los retos a enfrentar, según Carstens.
Por ello, considera que en caso de no haber tratado de libre comercio «habría comercio internacional con Estados Unidos» por la complementación de ambas economías y la cercanía geográfica, aunque en el corto plazo puede haber complicaciones.
Además de ello, sostuvo, México enfrenta el periodo electoral de 2018, en el que se elegirá un nuevo presidente.
Carstens se quedará en su puesto hasta el 30 de noviembre, antes de esa fecha el presidente Enrique Peña Nieto debe nombrar un sucesor que sea ratificado por el Senado.