Sao Paulo (AFP) – La segunda Cumbre Mundial de la Hepatitis discute desde este miércoles en Sao Paulo la generalización del diagnóstico y el acceso a tratamientos más baratos, para erradicar esa enfermedad que cada año mata a 1,3 millones de personas.
Según datos divulgados en el evento, solo nueve países avanzan en las metas del compromiso adquirido por 194 naciones en 2016 de erradicar la enfermedad para 2030: Egipto, Georgia, Alemania, Islandia, Japón, Holanda, Australia, Catar y Brasil.
El país anfitrión aprovechó la ocasión para exponer su estrategia de generalización de los diagnósticos, uno de las carencias mayores en la lucha contra ese virus.
En los últimos seis años, Brasil realizó 28 millones de tests de detección de la hepatitis y otros 12 millones se efectuarán en un año, con el objetivo de llegar en 2030 a los 200 millones, una cantidad prácticamente equivalente a la población actual del país.
«Brasil ha practicado 28 millones de pruebas en seis años, estamos muy sorprendidos, es una cifra récord de pruebas de hepatitis», dijo Homie Razavi, del Centro de Análisis para las Enfermedades, con sede en Estados Unidos.
«Muchos países no entienden que para erradicar la enfermedad habrá que pasar por la criba a toda la población, pero Brasil entendió esto», agregó.
Razavi explicó que Egipto, un país ejemplar en la lucha contra la hepatitis, sólo ha realizado 4 millones de pruebas, sobre una población de 94 millones de habitantes.
Representantes de 80 gobiernos y unos 200 especialistas y académicos participan en la Cumbre de tres días, convocada por la OMS y la Alianza Mundial para la Hepatitis. La primera se realizó en 2015 en Escocia.
La hepatitis es una inflamación del hígado causada por un virus. Hay cinco tipos, aunque las B y C son responsables de más de la mitad de todos los nuevos casos de cáncer de hígado, según datos de la OMS.
Hay 325 millones de casos confirmados en todo el mundo, aunque se estima que la tasa de diagnóstico de la hepatitis B es de apenas 10% y del 20% para el tipo C.
La hepatitis del tipo C se transmite principalmente por la sangre contaminada, está presente, entre otros, en los países orientales (15 millones de casos), en Europa (14 millones), África (11 millones) y el sudeste asiático (10 millones), según datos divulgados la semana pasada por la OMS en su sede en Ginebra.
La del tipo B, que se transmite por la sangre y otros fluidos corporales, golpea sobre todo en el este de Asia y en Australia, donde hay 115 millones de casos diagnosticados. La segunda región más afectada es África, con 60 millones de casos.
La lucha por la erradicación es compleja.
«Los ingredientes para el éxito son simplificar el examen de diagnóstico, tener programas públicos, tratamientos con menores precios y mostrar voluntad política», explicó Gottfried Hirnschall, director de la OMS para el Departamento de HIV (el virus del sida) y del programa global de hepatitis (ambos virus se transmiten por vías similares).
– Abaratar los tratamientos –
El evento se celebra en pleno debate sobre el acceso popular a los tratamientos.
La OMS precisó el martes que en los dos últimos años un número récord de tres millones personas tuvieron acceso al tratamiento para la hepatitis C, y 2,8 millones recibieron medicinas en 2016 para la del tipo B, con mayor número de casos confirmados.
Sin embargo, millones de personas, en su mayoría en países de renta media o baja, siguen sin poder adquirir las nuevas alternativas médicas.
El tema motivó una pequeña protesta el martes frente a la sede en Sao Paulo del fabricante del medicamento más potente y con menos efectos colaterales contra la hepatitis C, que en Brasil alcanza un precio de 6.213 dólares de media para un tratamiento de tres meses, según Coalition Plus, una organización especializada en la lucha contra estas enfermedades.
Entre los últimos avances, la combinación de sofosbuvir, del laboratorio Gilead, y daclatasvir, de Bristol-Myers Squibb, aumenta las posibilidades de cura hasta 95%, en apenas 12 semanas, superando tratamientos previos que demoraban mucho más.
Para Médicos Sin Fronteras (MSF), la clave está en la distribución de alternativas genéricas de calidad comprobada.
Jessica Burry, de la Campaña de acceso a medicamentos de la organización, explicó que la capacidad de los fabricantes de tratamientos genéricos es ilimitada, precisando que el aumento de la demanda contribuye a la disminución de los precios.
«Necesitamos voluntad política, gobiernos que ejecuten acciones para adquirir medicamentos genéricos (…) y encontrar a los pacientes», agregó.