Un nuevo estudio sugiere que mujeres mexicanas expuestas a violencia en la adultez pueden tener un riesgo más alto de sufrir un infarto y un ataque cerebral.
Los hallazgos se suman a la evidencia creciente que la exposición a violencia está vinculada con un riesgo más alto de enfermedad cardiovascular – y según peritos en el tema, el resultado subraya la necesidad de prevenir violencia a nivel mundial.
Para el estudio, publicado el jueves en la revista científica Journal of the American Heart Association, los investigadores analizaron la información de salud de 634 mujeres de mediana edad que son maestras en el sur de México. Casi 40% de las mujeres indicaron que habían sido asaltadas, agredidas o violadas.
Las víctimas de violencia tenían un riesgo más alto de manifestar estrechamiento de las arterias carótidas, la arteria principal de cada lado del cuello que transporta sangre al cerebro. Este estrechamiento, que se detecta con imágenes ultrasónicas, puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto o un ataque cerebral.
“Para las mujeres, esto es, desafortunadamente, para esta exposición en particular, yo creo que realmente no pueden hacer nada para prevenirlo”, dijo Martin Lajous, Sc.D., el autor sénior del estudio y un investigador en el Instituto Nacional de Salud Pública, la dependencia federal de salud pública en México.
“La prevención es un poco más a nivel de políticas de salud pública, y de difusión de que la violencia hacia las mujeres existe y que puede tener consecuencias no nada más inmediatas sino consecuencias a más largo plazo en la salud de ellas”, comentó.
Según el estudio, los delitos violentos en México han aumentado en años recientes. Por ejemplo, según estadísticas de la Oficina de Fármacos y Delitos de las Naciones Unidas, la tasa de homicidios ha aumentado desde 2007.
El vínculo entre la violencia y la salud cardiovascular no se ha estudiado a fondo en México, pero Lajous dijo que los nuevos hallazgos indican que la violencia es un problema de salud pública en su país, y que incluye la violencia dirigida a niños. Casi el 13% de mujeres en el estudio dijo que había sufrido violencia antes de los 16 años.
A pesar de que el estudio de Lajous no determinó un vínculo significativo entre la violencia en la niñez y el riesgo cardiovascular, los resultados de otros estudios sí lo han encontrado. Lajous dijo que frente a estos resultados los esfuerzos de las autoridades de salud pública “tienen que ir más entablados a una política de prevención de violencia dirigida a grupos vulnerables, que son las mujeres y los niños”.
Los resultados del estudio también indican que las mujeres que habían sufrido violencia tendían a fumar, estar sobrepeso o tener colesterol alto. Lajous dijo que su investigación podría ser importante para científicos estadounidenses que estudian la salud de mexicanos que han emigrado a Estados Unidos.
En Estados Unidos, la comunidad científica ha recientemente incrementado sus esfuerzos para estudiar la relación entre la violencia y la salud cardiovascular, dijo Shakira F. Suglia, Sc.D., una profesora agregada de la facultad de salud pública de la Universidad de Emory. Suglia, quien no participó en el estudio reciente, ha estudiado cómo la violencia y otros factores que general estrés afecta la salud de adultos y niños estadounidenses.
Con frecuencia, dijo, las víctimas de violencia no comen saludablemente, no mantienen sus citas con sus médicos, ni tampoco siguen las instrucciones de los tratamientos para sus condiciones de salud. Los médicos deben saber qué está pasando en las vidas de sus pacientes para entender mejor la relación entre las circunstancias sociales de una persona y su salud, dijo Suglia.
Un análisis de 30 estudios sobre la violencia y la salud cardiovascular que se realizó en el 2015 mostró que, a lo contrario del estudio reciente, la exposición a la violencia durante la niñez se vinculó con un riesgo más alto de sufrir un infarto o un ataque cerebral. Los resultados sobre la exposición en la adultez fueron mixtos.
Suglia fue una de las autoras que redactó el análisis de estudios y dijo que quizás sea más importante para los investigadores observar cómo las experiencias violentas en la niñez afectan la salud durante las edades tempranas porque los comportamientos de supervivencia de una víctima pequeña, pueden ser la causa de la mala calidad de salud que tienen en la adultez.
“Obviamente, en algún momento entre la niñez y la adultez, hay muchas cosas que están pasando de las que simplemente no tenemos mucho conocimiento”, comentó.