Phoenix (Estados Unidos) (AFP) – Donald Trump buscará este jueves el apoyo de sus seguidores para su cuestionado gobierno, en un mitín político en el estado de Arizona, fronterizo con México, donde manifestaciones opositoras amenazan con aguarle la fiesta.
Un masivo acto está previsto sobre las 19H00 locales (02H00 GMT del miércoles) en Phoenix, en el que se espera que el magnate pronuncie un discurso que podría incluir, además de prioridades políticas, una denuncia contra los «prejuicios» y la «intolerancia».
Bajo un sol inclemente, varios cientos de militantes pro-Trump, la mayoría blancos, llevaban horas haciendo fila. Muchos vestían los colores de la bandera estadounidense y vendedores ambulantes ofrecían gorros de «Make America Great Again» (Volver a hacer grande a Estados Unidos), eslogan de la campaña del mandatario.
«Lo que diga lo apoyaré», afirma Megan, de 25 años, que prefiere no dar su apellido.
David Clinton, de 64 años, también llegó para dar su respaldo. «Los medios de comunicación, los demócratas, algunos miembros de su propio partido están en su contra, así que estoy aquí para mostrar que estoy de acuerdo con sus políticas».
Trump sigue bajo fuego por no condenar enérgicamente una marcha de supremacistas blancos hace días días en Charlottesville, que derivó en violentos disturbios con antirracistas que dejaron una mujer muerta y una andanada de críticas en filas demócratas y también republicanas.
El acto en el centro de convenciones tiene a las autoridades locales bajo alerta ya que grupos de defensa de los inmigrantes y otras organizaciones han convocado a protestar en el centro de la ciudad contra el racismo y los prejuicios.
«Cuando veo que los nazis marchan en las calles con antorchas y después de Charlottesville no podía quedarme de brazos cruzados», explicó a AFP Anabel Martínez, una de las organizadoras de una protesta de «cosplay», los adeptos a disfraces de superhéroes.
– Arpaio sin indulto por ahora –
Otro tema acusado de echar «sal sobre las heridas» era el posible indulto de Trump a Joe Arpaio, el controvertido exalguacil del condado de Maricopa en Arizona, condenado por violar una sentencia federal al perseguir de manera implacable a inmigrantes latinos.
Pero la Casa Blanca fue enfática: «No se tomará ninguna decisión hoy (martes)», declaró la portavoz Sarah Sanders.
Arpaio, de 85 años y ferviente partidario de Trump, es considerado un héroe por quienes quieren poner fin a la llegada de indocumentados, pero activistas de derechos humanos cuestionan el perdón que Trump dijo días atrás que evaluaba concederle.
«Indultar al alguacil Arpaio sería apoyar oficialmente el racismo y la supremacía blanca», dijo Carlos García, de la organización Puente Arizona, que prevé protestar frente al lugar del discurso de Trump.
No es momento para que el presidente visite la ciudad, dijo el alcalde demócrata de Phoenix, Greg Stanton, lamentando que Trump haya inflamado las tensiones raciales.
– Valla, muro, seguridad –
El viaje de Trump a Arizona también es visto como una oportunidad para impulsar su polémico proyecto de construir un muro en la frontera de 3.100 km con México para impedir la llegada de indocumentados al país.
Trump, que busca que la frontera sea hermética, insiste en que los mexicanos deben pagar por la monumental obra, cuyo costo estimado es de 21.000 millones de dólares, lo que según muchos la vuelve improbable.
Antes del acto en Phoenix, Trump estuvo en Yuma, muy cerca del límite con México, para conocer equipamiento usado por la patrulla fronteriza, incluyendo un drone Predator, un barco y un camión de vigilancia.
Yuma «solía ser una de las áreas fronterizas menos seguras en Estados Unidos (y) ahora es una de las más seguras debido a estas inversiones», comentó un alto funcionario del gobierno antes del viaje de Trump.
Una ley aprobada en 2006 permitió la construcción de 100 km de valla divisoria en esa desértica zona, lo que provocó una caída dramática de los intentos de cruce de ilegales. Pero los críticos señalan que el flujo de inmigración clandestina se trasladó a otros puntos.
Se espera que Trump destaque el jueves el éxito de su política de seguridad fronteriza.
Según datos oficiales, en los últimos seis meses autoridades estadounidense detuvieron a más de 126.000 personas que buscaban llegar de manera clandestina a Estados Unidos, lo cual supone una disminución de 46% con relación a igual período de 2016.
Además, tras los decretos para arrestar en territorio estadounidense a quienes hayan violado su estatuto migratorio, entre enero y julio se detuvieron 91.000 personas, 44% más que en el mismo periodo del año anterior.