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El Centro Familiar Margolis de la Calle Hope, afiliado al Centro Médico Hospital California (CMCH) es un lugar que ofrece servicios a familias de bajos recursos del centro de Los Ángeles desde 1992.
Su fundación está relacionada, en cierta forma, con los disturbios que ocurrieron ese año en esa área de la ciudad, ya que los directivos del CMCH se dieron cuenta que no había un lugar que ofreciera recursos de apoyo a las familias y los niños del área.
“La misión del centro es educar a los niños, fortalecer a las familias y transformar nuestras comunidades”, dijo Mary Fagnano, Directora de Desarrollo en el Centro Familiar Margolis de la Calle Hope. “Verdaderamente hemos visto esa transformación con solo tener esta sede aquí”.
El Centro Familiar Margolis de la Calle Hope fue establecido en colaboración con la Universidad de California Los Ángeles (UCLA). En sus inicios contaba con una sede más pequeña y un personal de tres empleados para atender a unas 15 familias.
Pero desde octubre de 2013 el CHMC inauguró una nueva sede para el Centro Familiar Margolis, que cuenta con un área de 26,500 pies cuadrados. Es un edificio con Diseño de Liderazgo en Energía y Medio Ambiente (LEED) con el fin de ofrecer una eficiencia energética.
Actualmente cuenta con un personal de 125 personas de distintos orígenes culturales que incluye profesionales en el área de trabajo social, psicología, desarrollo infantil, además de mentores, tutores y asesores voluntarios.
Unas 5.000 familias reciben servicios anuales en las áreas de desarrollo infantil, educación, salud mental y apoyo familiar.
Educación a los niños desde la primera infancia
El Centro Familiar Margolis de la Calle Hope prepara a los niños del área desde la primera infancia que pertenecen a familias con ingresos entre 17 mil a 25 mil dólares anuales.
Esta preparación comienza con el programa Early Head Start, en donde reciben a los pequeños desde los 3 meses hasta los 3 años. Allí reciben, además de educación, una evaluación médica para determinar sus necesidades.
“Con esa evaluación, descubrimos si los niños tienen alguna necesidad, ya sea en desarrollo,
lenguaje, movilidad u otras cosas, para proporcionarles los recursos que necesitan para ayudarlos”, dijo Fagnano.
A medida que avanzan en edad, el personal prepara a los pequeños para cuando ya estén listos para asistir a la escuela. Esta preparación incluye el aprendizaje del alfabeto, colores, formas y números.
Pero también los padres participan en un programa de alfabetización familiar, que incluye educación para adultos, además de información sobre crianza de los hijos y la primera infancia.
El objetivo es prepararlos para que sean los primeros maestros en la educación de sus hijos.
Apoyo a los niños y jóvenes después de la escuela
El Centro posee un programa después de la escuela para unos 60 niños de primaria y secundaria.
Los estudiantes reciben apoyo para la realización de sus tareas escolares y mejorar sus habilidades en inglés y matemáticas, con la ayuda de mentores voluntarios y el apoyo de un laboratorio de computación.
También participan en actividades recreativas y sociales que incluyen baloncesto, danza, arte, manualidades, excursiones y elaboración de comidas saludables.
Durante el verano, el programa después de la escuela se convierte en un dia completo de actividades basadas en actividades STEM [Ciencias, Tecnología, Matemáticas e Ingeniería], con más de 100 que asisten al mismo
Los estudiantes de preparatoria también participan en un programa de liderazgo. Parte de su compromiso es dedicar una hora al día para ayudar con sus destrezas de lecturas a un estudiante de secundaria o con los pequeños en el programa de Head Start.
“Al darse cuenta de que tienen algo con que contribuir, los va a empoderar a darse cuenta que pueden marcar la diferencia en el mundo”, dijo Fagnano, destacando que reciben un estipendio de 100 dólares mensuales si completan los objetivos trazados en el programa para ese período.
Fagnano destaca que muchos de los estudiantes que han pasado por el Centro se han graduado de preparatoria y han cursado una carrera universitaria.
“Nos sentimos muy orgullosos cuando nuestros estudiantes dicen que, con la ayuda que han recibido aquí, en Hope Street, les ha servido para lograr ver el potencial que tienen”, dijo Fagnano.
Los fondos para los programa de la primera infancia provienen de subsidios del gobierno. Los programas después de la escuela dependen de donaciones privadas, que pueden realizarse en forma anual o mensual a través del Círculo de Amigos.