Washington, 23 mar (EFE).- El presidente, Donald Trump, dio un ultimátum a la bancada republicana para forzar para este viernes un voto sobre el nuevo plan de salud, tras sufrir durante la tarde su primer revés legislativo al no lograr un acuerdo entre los conservadores que obligó a posponer la votación.
El mandatario hizo todo lo que pudo para hallar consenso entre los republicanos sobre el nuevo plan de salud con el que derogar y sustituir la ley sanitaria del expresidente Barack Obama, pero no fue suficiente y el liderazgo de la Cámara Baja se vio obligado a posponer su voto sin fecha prevista.
Era el primer revés legislativo que sufría el mandatario desde su llegada a la Casa Blanca y en el seno de su propio partido, incapaz de ponerse de acuerdo sobre uno de los aspectos más polémicos y delicados de la política estadounidense: el sistema sanitario.
Ante esa situación, Trump fue contundente y envió a Mick Mulvaney, jefe de Presupuesto de la Casa Blanca, y antiguo miembro del grupo disidente, para advertir a los congresistas de que el presidente estaba dispuesto a dejar en pie la ley de Obama si no se llegaba a ningún acuerdo.
Según indicó el director de Presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, si el proyecto de ley no logra el apoyo suficiente en el Congreso, Trump está dispuesto a seguir adelante con su agenda programática y dejar en pie el sistema sanitario actual.
«Mañana es la hora de votar», aseguró minutos más tarde el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, a la cadena conservadora Fox News.
«Esta es la oportunidad para la gente que ha esperado durante años para ver la derogación y el reemplazo del Obamacare», añadió el portavoz.
Según indicó el medio especializado The Hill, citando fuentes del Congreso, la Casa Blanca habría accedido a retirar una de las demandas fundamentales del Freedom Caucus (Caucus de la Libertad), el grupo ultraconservador de legisladores que están obstaculizando el acuerdo sobre el plan.
Los más radicales del partido solicitaban a la Casa Blanca que accediera a retirar la obligatoriedad de las coberturas médicas sobre los conocidos como «beneficios esenciales», que entre otras cosas cubren la asistencia en urgencias o los cuidados por maternidad.
Sin embargo, se desconoce si los ultraconservadores se han dado por satisfechos y votarán a favor de la propuesta este viernes.
El liderazgo republicano había marcado el día de hoy en el calendario, casualmente el séptimo aniversario de la promulgación del Obamacare, como se conoce popularmente a la reforma sanitaria de Obama, para someter a votación su propuesta legislativa, pero ante la falta de acuerdo se vio obligado a posponer la cita.
Trump, que apoyó rápidamente el texto cuando este se puso sobre la mesa hace unas semanas, se había reunido por la mañana con el ultraconservador Freedom Caucus para tratar de encontrar un punto de encuentro en el último minuto.
«Hoy vamos a continuar debatiendo, porque no tenemos los suficientes síes. Estamos considerando la situación, ha habido progresos, pero necesitamos que (para la Casa Blanca) esto no sea solo cumplir una promesa de campaña, sino que realmente baje los costes de los seguros para todos los estadounidenses», dijo Mark Meadows, presidente del Freedom Caucus.
El caos fue inevitable en los pasillos del Congreso tras conocerse la suspensión del voto sin fecha prevista, y después de que el presidente de la Cámara Baja y uno de los principales impulsores del proyecto, el republicano Paul Ryan, cancelara hasta en dos ocasiones su comparecencia de prensa para tratar el tema.
Con los demócratas unidos en el objetivo de impedir la derogación de Obamacare, si al menos 22 republicanos votan en contra del proyecto de ley, esta no lograría los 216 votos necesarios para su aprobación.
Las cuentas no salen porque los ultraconservadores suman cerca de la treintena.
La eliminación del Obamacare fue una de las promesas principales de la campaña de Trump y algo que los republicanos llevan años queriendo hacer, pero no se ponen de acuerdo en el cómo.
La propuesta del liderazgo republicano pretende recortar la expansión del programa de ayuda para las personas con bajos recursos, así como poner fin al mandato individual de adquirir un seguro impuesto por la ley actual.
Sin embargo, conserva algunas disposiciones como la cobertura de «beneficios esenciales» o la obligatoriedad de ofrecer seguro a las personas que han sufrido enfermedades en el pasado.