Washington, 15 feb (EFE).- El presidente, Donald Trump, se desmarcó hoy de una política que han mantenido sus tres predecesores al poner en duda que la paz en Oriente Próximo deba pasar por la creación de un Estado palestino, aunque pidió a Israel que «contenga un poco» la expansión de sus asentamientos.
Al recibir en la Casa Blanca al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, Trump concedió una pequeña victoria a la derecha nacionalista de Israel, que aboga por desechar la llamada solución de dos Estados, uno israelí y otro palestino independiente, cuyas fronteras se establecerían mediante una negociación de paz.
«Estoy valorando una solución de dos Estados y de un Estado, me gustará la que le guste a las dos partes. Puedo vivir con cualquiera de las dos» salidas, aseguró Trump en una conferencia de prensa junto a Netanyahu.
Unas horas antes, un funcionario de la Casa Blanca había dejado en el aire el respaldo estadounidense a la solución de dos Estados, al considerar que si, ese enfoque «no lleva a la paz», «tal vez» habrá que deshecharlo.
El primer presidente estadounidense en apoyar la solución de dos Estados fue el demócrata Bill Clinton antes de dejar el poder en 2001, y su sucesor, el republicano George W. Bush, convirtió oficialmente ese objetivo en parte de la política del país, algo que Barack Obama continuó a lo largo de sus dos mandatos.
Ese enfoque ha supuesto la base de las últimas negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, que trataban de crear dos Estados que vivieran en paz de forma independiente, un derecho reconocido por la ONU a los palestinos desde la década de 1970.
La postura de Trump no implica que no desee resolver el conflicto que ha atraído -y frustrado- a todos los presidentes estadounidenses desde Jimmy Carter (1977-1981), dado que hoy se comprometió a «trabajar hacia un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos».
«Pero son las propias partes las que deben negociar directamente ese acuerdo. Estaremos a su lado. Trabajaremos con ellos. Como en cualquier negociación exitosa, las dos partes deberán hacer concesiones. ¿Lo sabe, verdad?», dijo Trump mirando a Netanyahu.
El mandatario opinó que, para el éxito de la negociación, los israelíes tendrán que mostrar «cierta flexibilidad», mientras que los palestinos deben «deshacerse del odio» que, a su juicio, les enseñan a tener «desde pequeños».
Trump hizo una breve referencia a las colonias israelíes en territorio palestino ocupado, al asegurar que le gustaría que sus aliados «se contuvieran con los asentamientos un poco», y confió en llegar a «un acuerdo» con Netanyahu al respecto.
Desde que Trump llegó al poder en enero, el Ejecutivo israelí ha relanzado su política colonizadora al aprobar más de 6.000 viviendas en asentamientos de Jerusalén Este y Cisjordania, y ha dado luz verde a una ley para regularizar 4.000 casas en territorio cisjordano.
Netanyahu replicó que no considera que los asentamientos sean «el núcleo del conflicto», y dijo que hablaría sobre el tema con Trump para no seguir «chocando» en sus posturas al respecto.
En cuanto al cambio de posición estadounidense sobre la solución de dos Estados, el primer ministro israelí dijo que él no quiere fijarse tanto en las «etiquetas», sino que lo que le importa es la «sustancia» del proceso de paz, y subrayó que sus condiciones para el mismo «no han cambiado» en los últimos ocho años.
«Si alguien cree que yo, primer ministro de Israel, responsable de la seguridad de mi país, me adentraría a ciegas en un Estado palestino terrorista que busca la destrucción de mi país, están profundamente equivocados», sentenció Netanyahu.
Trump ha suavizado desde que llegó a la Casa Blanca su posición en cuanto a los asentamientos, pero también respecto a su promesa de trasladar a Jerusalén la embajada estadounidense en Israel, algo que ha reconocido que «no es fácil» porque los palestinos también reclaman esa ciudad como la capital de su futuro Estado.
Hoy, el mandatario aseguró que le «encantaría» que la embajada se trasladase a Jerusalén y dijo que está examinando esa cuestión «con gran cuidado».
La preocupación común por Irán, un tema prioritario para Netanyahu, quedó en un segundo plano en la conferencia de prensa, aunque Trump prometió que hará «más» para asegurarse de que Teherán «nunca» obtiene un arma nuclear.
El mandatario reiteró que el pacto nuclear alcanzado en 2015 entre Irán, EEUU y otras cinco potencias es «el peor acuerdo» que ha visto nunca, pero no llegó a decir si retirará a su país del arreglo multilateral.