Lima (AFP) – La pandemia llevó a Perú a desistir de realizar el simulacro de sismo que tendría lugar este viernes, a dos días de cumplirse 50 años de uno de los terremotos más devastadores de América, de 7,9 de magnitud y que dejó 67.000 muertos.
El terremoto ocurrió a las 15H23 locales del 31 de mayo de 1970 –también un domingo como en 2020–, con epicentro a 40 kilómetros del puerto norteño de Chimbote y a una profundidad de 60 kilómetros. Duró 45 segundos y devastó localidades completas la región de Ancash.
«Debido a la cuarentena no se ha programado ningún tipo de simulacro de sismo, que este año íbamos a realizar con la participación de la comunidad científica japonesa», dice a la AFP el sismólogo Hernando Tavera, director ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP).
El confinamiento obligatorio, vigente desde el 16 de marzo y hasta el 30 de junio, llevó a las autoridades peruanas a prohibir eventos masivos ante el riesgo de propagación de la covid-19.
El gobierno había anunciado meses atrás un simulacro de sismo y tsunami de 8,5 en la escala de magnitud de momento para este viernes, como parte de los esfuerzos de mitigación de desastres naturales.
Cada año se realizan tres simulacros nacionales de terremoto en el país.
«Lo que estamos viendo ahora, con hospitales saturados de pacientes y al borde del colapso por la pandemia, es un reflejo claro de lo que podría suceder ante un sismo de esa magnitud», advierte el jefe del IGP.
Más de 141.000 peruanos son positivos de covid-19 y en los hospitales faltan camas e implementos sanitarios básicos para la emergencia.
El sismo de 1970 activó 15 minutos después un tsunami con olas de hasta dos metros que inundó parcialmente Chimbote.
Sin embargo, la magnitud destructiva alcanzó niveles catastróficos superlativos cuando una parte del nevado Huascarán, la montaña más alta de Perú con 6.768 metros, en la cordillera de los Andes, se desprendió y borró del mapa el pueblo de Yungay.
De sus 7.000 habitantes, solo 92 sobrevivieron al alud de 400 toneladas. Se refugiaron en un cementerio sobre una colina.
En Lima, 428 kilómetros al sur de Chimbote, el sismo fue intenso con golpes de abajo hacia arriba provocando oleadas de pánico en las calles y el derrumbe de viviendas.
El desastre se produjo poco después del partido inaugural del mundial de fútbol México 1970, que la televisión peruana transmitió en directo, por lo que muchas familias estaban reunidas en sus casas.
Los peruanos estaban pendientes porque Perú jugaba en el Mundial.
El desastre que viene
Los simulacros permiten medir la capacidad de reacción de los socorristas y servicios sanitarios, cuyas carencias han sido expuestas por la pandemia. Pero no todo es negativo.
«Una de las lecciones (positivas) es que hemos ido creando conciencia en la población sobre la necesidad de estar prevenidos ante cualquier desastre, porque vivimos en un país sísmico», destaca a la AFP el jefe del IGP.
Los simulacros son parte de una estrategia, aunque no parecen suficientes porque solo participa un 35% de la población, según datos oficiales.
«Eso pasa porque la sociedad peruana olvida rápido las historias de los terremotos, no piensa que puede haber otro en cualquier momento, hay falta de cultura y responsabilidad en parte de la población», dice Tavera.
Los simulacros buscan, en el caso de Lima, que sus 10 millones de habitantes sepan cómo reaccionar ante un violento terremoto. El IGP está convencido de que este ocurrirá en algún momento en la capital peruana, que vive un inquietante «silencio sísmico» desde hace décadas.
«En Lima se espera un sismo y tsunami por encima de 8,5, una magnitud muy similar al de Chile de 2010, que fue de 8,8», afirma el investigador.
El terremoto más reciente en Lima fue en 1974 y alcanzó 8,0 en la escala de magnitud de momento.
El IGP posee una red de más de un centenar de sensores sísmicos desde la frontera con Ecuador hasta la frontera con Chile. Su proyecto estrella es un sistema de alerta temprana sísmica en Lima que debe estar en funciones a fines de 2020.
«Los sismógrafos peruanos han registrado 375 sismos en los primeros cinco meses de 2020, el doble de lo reportado los tres últimos años», indica el responsable del IGP.
Luego del sismo de 1970 Perú creó la Defensa Civil, institución dedicada a la gestión del riesgo de desastres.
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