Roma (Italia).- En una decisión histórica, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha proclamado el 2026 como el Año Internacional de la Mujer Campesina.
La resolución, impulsada por Estados Unidos y adoptada por consenso, destaca la esencial contribución de las mujeres en la agricultura y en la seguridad alimentaria mundial.
Esta iniciativa busca aumentar la conciencia sobre el papel fundamental que juegan las mujeres agricultoras en los sistemas agroalimentarios y en la erradicación de la pobreza. Asimismo, pretende ser un catalizador para adoptar políticas que enfrenten las barreras y desafíos que estas mujeres enfrentan diariamente.
La FAO, en colaboración con otras agencias de las Naciones Unidas, jugará un papel crucial en la implementación de esta iniciativa.
«Es fundamental reconocer y apoyar el rol de las mujeres en la agricultura para garantizar el desarrollo sostenible y la equidad de género», afirmó un portavoz de la FAO. Este enfoque no solo es un paso hacia la igualdad de género sino también una estrategia esencial para mejorar la productividad y la gestión de los recursos naturales.
Según el reciente informe de la FAO, «La situación de la mujer en los sistemas agroalimentarios», las mujeres constituyen el 39% de la fuerza laboral agrícola mundial pero enfrentan discriminación significativa. El informe destaca desigualdades en la propiedad de tierra, acceso a recursos financieros y participación en la toma de decisiones.
«Las mujeres han sido pilares invisibles en la agricultura por demasiado tiempo. Es hora de transformar este sector para que sea verdaderamente inclusivo», comentó una experta en políticas agrícolas. El Año Internacional de la Mujer Campesina busca precisamente visibilizar y rectificar estas disparidades.
Además, otro estudio titulado «El clima injusto» examina los impactos del cambio climático en las comunidades rurales, subrayando cómo las mujeres son desproporcionadamente afectadas. El informe revela que un aumento de 1° C en la temperatura promedio puede reducir los ingresos de los hogares encabezados por mujeres en un 34%.
Este dato no solo ilustra la vulnerabilidad de las mujeres frente al cambio climático, sino también la necesidad urgente de diseñar políticas agrícolas que consideren las realidades de género.
El Año Internacional de la Mujer Campesina no solo será una oportunidad para celebrar y reconocer a estas trabajadoras esenciales, sino también para implementar acciones concretas que mejoren sus vidas y aseguren que los sistemas agroalimentarios sean más justos y sostenibles.
Con la colaboración de todos los actores involucrados, desde gobiernos hasta organizaciones locales, este evento puede marcar un punto de inflexión en la lucha por la igualdad de género en el ámbito rural. Es un llamado a la acción para garantizar que las futuras generaciones de mujeres en la agricultura puedan trabajar en un entorno más equitativo y con mayores oportunidades.