Ginebra (Suiza).- El año 2024 será recordado como un punto de inflexión en la historia climática de la humanidad. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó en su reciente informe que fue, con alta probabilidad, el primer año natural completo en superar una temperatura media global de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
Esta cifra, de 1,55 ± 0,13 °C respecto al período 1850-1900, marca un récord absoluto en los 175 años de observaciones climáticas, al tiempo que lanza una advertencia contundente sobre las consecuencias cada vez más irreversibles del cambio climático de origen humano.
El informe de la OMM destaca un conjunto de indicadores alarmantes: niveles récord de dióxido de carbono atmosférico, el mayor contenido térmico oceánico jamás registrado, retrocesos históricos en glaciares, disminución de hielo marino tanto en el Ártico como en la Antártida y una aceleración significativa en el aumento del nivel del mar.
La situación actual refleja no solo una tendencia, sino una transformación profunda del sistema climático global.
En términos de gases de efecto invernadero, la concentración de dióxido de carbono alcanzó las 420 ppm en 2023, el nivel más alto en 800.000 años. Esta cifra representa el 151 % del nivel preindustrial. El metano y el óxido nitroso también continúan en aumento, elevando la capacidad de retención de calor en la atmósfera durante generaciones.
La OMM advierte que el calentamiento global acumulado a largo plazo ya se sitúa entre 1,34 °C y 1,41 °C, lo que significa que cada fracción adicional de grado aumenta significativamente los riesgos para las sociedades humanas y los ecosistemas naturales. A pesar de que el fenómeno de El Niño contribuyó a la anomalía térmica de 2024, los científicos señalan que el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero sigue siendo la causa dominante.
Uno de los datos más impactantes del informe es que cada uno de los últimos diez años ha sido individualmente el más cálido registrado hasta ese momento. Además, los océanos, que almacenan cerca del 90 % del calor atrapado por estos gases, siguen calentándose a un ritmo acelerado.
El contenido térmico oceánico de 2024 superó todos los registros anteriores, un fenómeno con implicaciones graves como la intensificación de tormentas, la pérdida de biodiversidad marina y la disminución de la capacidad del océano para absorber carbono.
Los impactos de estos cambios no son abstractos. Los eventos meteorológicos extremos de 2024 provocaron la mayor cantidad de desplazamientos anuales desde que se tienen registros, afectando viviendas, infraestructura, tierras agrícolas y ecosistemas. Se agravaron las crisis alimentarias en al menos 18 países, debido a una combinación de sequías, ciclones y conflictos.
El huracán Helene, por ejemplo, causó más de 200 muertes en Estados Unidos, convirtiéndose en el más mortal desde el huracán Katrina en 2005. Otros eventos devastadores incluyeron el ciclón tropical Chido en África y el tifón Yagi en el sudeste asiático.
A la par, la extensión del hielo marino ártico y antártico alcanzó mínimos históricos. La Antártida, en particular, registró su tercera extensión más baja por debajo de los 2 millones de km², algo nunca visto en tres años consecutivos. Estos cambios afectan directamente la regulación térmica del planeta y la estabilidad de los ecosistemas polares.
El balance de masa glacial entre 2022 y 2024 fue el más negativo desde que se iniciaron los registros. En regiones como Noruega, Suecia, Svalbard y los Andes tropicales, los glaciares retrocedieron a niveles críticos, poniendo en riesgo la seguridad hídrica de millones de personas.
La OMM insiste en que estos indicadores, aunque alarmantes, no deben ser vistos como una sentencia definitiva. António Guterres, Secretario General de la ONU, declaró que aún es posible limitar el calentamiento global por debajo de 1,5 °C a largo plazo, pero solo si los líderes mundiales aceleran la transición hacia energías limpias y adoptan nuevos planes climáticos más ambiciosos.
Celeste Saulo, Secretaria General de la OMM, reiteró la urgencia de fortalecer los sistemas de alerta temprana y los servicios climáticos, herramientas esenciales para mejorar la resiliencia ante fenómenos extremos. Actualmente, solo la mitad de los países del mundo cuentan con estos sistemas de forma adecuada.
La inversión en infraestructura meteorológica, hídrica y climática se posiciona así como una necesidad crítica. El informe de la OMM, respaldado por decenas de expertos y organismos internacionales, se presentó en el marco de las celebraciones por el Día Mundial del Agua, el Día Meteorológico Mundial y el Día Mundial de los Glaciares, con el objetivo de fundamentar políticas basadas en evidencia científica.
Frente a un panorama climático en rápida transformación, el informe de 2024 no deja lugar a la indiferencia. Se trata de un llamado urgente a la acción colectiva, informado por la ciencia y sostenido por la esperanza de que aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo, aunque cada día de inacción lo haga más difícil.